Una tarde soleada de principio de verano. Los invitados se reúnen en el lugar de la celebración. El bullicio de la ciudad se oye a lo lejos. Las novias llegan por la puerta principal. Inma, luce radiante con su vestido blanco con detalles de encaje, mientras que Raquel, lleva un traje también blanco, sobrio y elegante. La multitud de invitados las reciben con cariño.